Salud mental y derechos humanos en tiempos de pandemia COVID-19
On 22/05/2020 by adminAnte una situación como la que atravesamos a nivel mundial a causa de la pandemia del coronavirus, es necesario hacer un llamado a la pausa para replantearse dinámicas que estaban ya establecidas, y que, a pesar de ser, algunas de ellas ineficientes, continuaban funcionando. Así, nos encontramos con sociedades en las que aún en estas circunstancias se privilegia la producción por encima del bienestar de las personas. De tal modo, podemos ver que incluso cuando todo cambia de manera repentina, el sistema nos invita a continuar produciendo en igual medida que antes (bienes, servicios y conocimiento) en un contexto en el cual el derecho a la vida, la salud y la libertad de desplazamiento se pone en juego afectando la salud mental de las personas.
Mientras muchos trabajadores han sido obligados a “tomarse vacaciones”, o se les han otorgado licencias obligatorias, muchos otros continúan en contacto con sus empleadores y responden de manera constante con obligaciones propias de las funciones que desempeñaban con anterioridad en sus puestos de trabajo. De igual modo, una gran cantidad de estudiantes en todo el mundo continúan recibiendo clases virtuales junto con docentes que realizan largas exposiciones sentados frente a computadoras y aparatos electrónicos con el propósito de dar cumplimiento a los planes de estudio. En ambas situaciones han tenido que adecuar sus espacios con oficinas improvisadas para realizar teletrabajo o telestudio en un contexto signado por los múltiples cambios que se implementan a raíz de la pandemia. Por otra parte también se encuentran las personas dueñas de negocios -e incluso pequeños productores-, que se ven en la difícil tarea de reducir personal de trabajo puesto que no pueden abrir sus locales a causa de las medidas tomadas por los gobiernos para prevenir los contagios masivos de este nuevo virus, y que debido al avance de la pandemia no se tiene certeza sobre su culminación, lo que genera un aumento del estrés, la ansiedad, y el temor o preocupación que genera la incertidumbre.
La llegada del COVID-19 generó una crisis de derechos humanos a nivel mundial; que llevó a que las Naciones Unidas se pronunciara en relación a cómo enfrentar la pandemia desde una perspectiva de derechos humanos. De tal modo que publicaron dos comunicados del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) en una declaración corta, y la Observación General No. 25 sobre ciencia y derechos económicos, sociales y culturales.
Dentro de las recomendaciones que realiza el CDESC se enfatiza en la importancia de enfrentar el COVID-19 con visión holística; es decir, que se protejan todos los derechos humanos en igual medida. En tal sentido, advierte, sobre el peligro de hacer prevalecer la protección del derecho a la salud, sacrificando los derechos sociales, civiles y políticos[1].
Pero, ¿dónde se ubica la salud mental?, De cara a la pandemia, la protección del derecho a la salud parece focalizarse únicamente en el cuidado de pacientes con el virus y la prevención para evitar su contagio, quedando la salud mental reducida al seguimiento de protocolos que circulan en redes, los cuales funcionan como documentos de apoyo que buscan mitigar los efectos negativos en la salud mental a partir de diversos factores que confluyen en el encierro y lo que sucede a nivel mundial. Sin embargo, continúan las prácticas impuestas por superiores (jefes o directivos) que deben ser implementadas dentro de los hogares en aras de dar continuidad al ciclo de productividad, las cuales incrementan la probabilidad de presenciar algún tipo de brote que atente contra el estado de bienestar emocional de las personas.
Según la OMS “la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Según estos criterios, el bienestar que experimentan las personas, les posibilitará reconocer sus habilidades y potencialidades para hacer frente a la vida y trabajar de forma productiva[2]. De acuerdo a ello, los problemas de salud mental afectan a la sociedad en su totalidad y por lo tanto son un desafío para el desarrollo de medidas de protección en relación con la pandemia COVID-19.
Las cuestiones aquí expuestas cobran sentido en la medida en que nos reconocemos todos y todas como población afectada por la pandemia COVID-19, porque más allá de lo que sucede por fuera de nuestros hogares que ya en sí resulta aterrador, también hay cambios dentro de casa que nos llevan a dejar en última instancia el seguimiento minucioso a los protocolos de salud mental. El llamado no es únicamente a la calma y la meditación cuando hay que continuar siendo productivos, bien sea desde lo laboral o lo académico. Por más que el COVID-19 irrumpió con la cotidianidad y el movimiento regular de las personas, no logró interrumpir el ciclo de productividad y en esta medida muchas personas seguimos desarrollando las funciones que anteriormente realizábamos, repartidas en distintos espacios durante el día (estudio, trabajo, ocio), ahora en un mismo lugar.
Si bien Naciones Unidas ha hecho el llamado para que los Estados realicen esfuerzos financieros para combatir la pandemia, otorgando recursos a las distintas aristas que permiten la garantía de derechos de la población[3], es fundamental que se tome en cuenta la salud mental dentro de la crisis de derechos humanos asociada al COVID-19, puesto que en la medida en que los Estados empiecen a responder a las obligaciones del derecho internacional se conseguirá aportar no solamente a la reducción del riesgo de contagio sino a la reducción de riesgo de cuadros psicológicos asociados con la crisis de salud mental.
Valentina Agredo
Psicóloga. Universidad ICESI, estudiante de la maestría en derechos humanos y democratización (CIEP- UNSAM)
[1] CDESC (2020). COVID-19: UN Experts call for international solidarity to alleviate financial burdens of developing countries and the most vulnerable. Recuperado el 23 de abril de 2020.
[2] OMS (2004). Invertir en Salud Mental. Recuperado el 23 de abril de 2020.
[3]Naciones Unidas (2020). Declaración sobre la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) y los derechos económicos, sociales y culturales. Recuperado el 23 de abril de 2020.