La política ambiental brasileña en el gobierno Bolsonaro
On 23/05/2019 by adminLas dificultades de Jair Messias Bolsonaro en construir su base de apoyo en el Congreso Nacional para aprobar medidas clave para generar mejoras en los indicadores económicos no han impedido que su gobierno promueva un desmonte de la política ambiental brasileña construida a lo largo de los últimos 30 años de vuelta a la democracia. De hecho, recientemente todos/as los/as ministros/as de Medio Ambiente – que recorre todo el espectro ideológico de la política brasileña – se han reunido en un intento de hacer frente a las políticas implementas por el actual gobierno.
Durante la campaña, Bolsonaro prometía eliminar el Ministerio de Medio Ambiente e insertarlo en el Ministerio de Agricultura. Pasada las elecciones y la polémica que desató dicho intento, otra estrategia se ha puesto en práctica. El principal órgano ambiental se mantuvo bajo el mando del Ministro Ricardo Salles – ya condenado en la justicia brasileña por improbidad administrativa – y aunque aparenta normalidad, se han implementado medidas que contrastan con la efectiva protección de la biodiversidad y la promoción del desarrollo sostenible en Brasil. Desde que asumió Bolsonaro, los principales cambios han sido:
- La competencia para demarcar tierras indígenas, que ha sido transferida del Ministerio de Justicia hacia el Ministerio de Agricultura, órgano comandado por Tereza Cristina, conocida como la “Musa del Veneno” por su lobby favorable a los agrotóxicos o “defensivos agrícolas” según defiende la industria del producto.
- La transferencia de la Agencia Nacional de Aguas del Ministerio de Medio Ambiente hacia el Ministerio de Desarrollo Regional;
- La transferencia de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) hacia el Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos. Tras la movilización de líderes indígenas y de la sociedad civil, el miércoles 22 los diputados de oposición y de la centro derecha devolvieron la FUNAI al Ministerio de Justicia, imponiendo una derrota a la agenda de Bolsonaro.
- En el mes pasado, todos los directivos del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, fueron reemplazados por oficiales de la Policía Militar de Sao Paulo.[1]
- El Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis (IBAMA) ha pasado por un proceso de perdida de autonomía por parte de sus funcionarios técnicos. Por otro lado, la línea institucional del gobierno se basa en el enfrentamiento a lo que Bolsonaro le dice “industria de multas” del IBAMA. En la práctica, el número de infracciones ambientales sancionadas se ha reducido drásticamente: En el primer bimestre de 2019 fueron 119 infracciones aplicadas, en 2018, 2017 y 2016 fueron 1.581, 1.630 e 1810 respectivamente. La deforestación en los primeros 15 días de mayo son preocupantes. Se deforestó lo equivalente a 7 mil canchas de futbol. Entre agosto de 2018 y abril de 2019 la tasa de deforestación fue aproximadamente la misma de las dos semanas de mayo.
En el plano discursivo, el presidente Bolsonaro y su ministro de medio ambiente promueven una cruzada contra diversos actores. “Lo que daña la imagen de Brasil es la permanente y bien orquestada campaña de difamación por parte de ONG y supuestos expertos dentro y fuera de Brasil”, apunta Salles. Bolsonaro en una de sus transmisiones en vivo en Facebook ha afirmado que las tierras indígenas deberían abrirse a las industrias de minería y al monocultivo y finalizó su discurso suponiendo que los indígenas son pobres en territorio rico.
En el plano internacional, el gobierno ha colocado al Brasil en el grupo de países “negacionistas climáticos”. Para ellos, los cambios climáticos no tienen relación con la acción humana. Más allá de poner en jaque el compromiso brasileño con el Acuerdo de París, Brasil se negó a ser sede y canceló la Conferencia del Clima de la ONU, la COP-25, que terminó organizada por Chile.
Asimismo, en los últimos días el gobierno brasileño ha cuestionado la efectividad del “Fondo Amazonia”, un fondo financiado principalmente por el gobierno de Noruega y Alemania, que tiene por objetivo promover acciones para contener y prevenir la deforestación del Amazonas. Salles señaló supuestas irregularidades en los contratos y que trató el tema con los principales países donantes, quienes luego rechazaron que hayan sido consultados. En la misma línea, los órganos de control brasileños no han ofrecido ningún informe o documento que confirme las supuestas irregularidades. Luego de las críticas de Salles, el presidente del “Banco Nacional de Desarrollo Económica y Social (BNDES)”, que controla el fondo, ha destituido a la Jefa del Departamento de Medio Ambiente del Banco.
El frente creado por los anteriores Ministros de Medio
Ambiente de Brasil demuestra que el panorama actual en materia de política
ambiental es preocupante. A ellos se suma el activismo de diversas
organizaciones de la sociedad civil, voces de la opinión pública y de la
sociedad en general, que buscan poner frenos a las acciones de desmonte
emprendidas por el gobierno Bolsonaro y el sector agropecuario.
Felipe Wunder
Asistente de investigación en el Centro Internacional de Estudios Políticos (CIEP) de la UNSAM
Graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Brasília y Magister en Derechos Humanos y Democratización en América Latina y el Caribe por el CIEP.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional. Fotos, imágenes y logos no están incluidas en esta licencia, excepto cuando se indique. Por favor contactar a nuestro equipo para consultas sobre reproducción.
[1] El ICMBio es el órgano responsable por la implementación, manutención, gestión y fiscalización de los bosques naciones bien como por la promoción de investigaciones para la conservación de la biodiversidad.