
Derecho a la soberanía. El Canal de Panamá: Un puente entre generaciones y sueños
On 30/04/2025 by adminEn el 2005 con apenas cinco años, el mundo es un vasto espacio lleno de maravillas por descubrir y preguntas sobre el lugar que ocupamos en él. A esa corta edad, realice mi primera visita a las esclusas del Canal de Panamá, la tierra natal de mi padre. Este recuerdo se ha mantenido vívido en mi memoria, como si hubiera ocurrido ayer. En ese momento, al estar frente a esa obra monumental, me sentí diminuta, como una hormiga en un mundo construido para gigantes.
La inmensidad y la grandeza de esa ingeniería me dejaron sin palabras, maravillada por el modo en que conecta océanos, culturas y sueños. Desde entonces, el Canal de Panamá se ha convertido en algo más que una infraestructura; es parte esencial de mi identidad y la de todos los panameños.
El Canal de Panamá ha estado marcado por una época compleja en la historia del país: la dictadura que tuvo lugar desde el 11 de octubre de 1968 hasta el 20 de diciembre de 1989 siendo 21 años bajo el mandato del general Manuel Antonio Noriega. Durante este tiempo, las relaciones con Estados Unidos y la administración del Canal estuvieron teñidas de tensiones políticas. Fue en estos años cuando Panamá luchó por reclamar su derecho soberano sobre el Canal, un proceso que culminó con la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, los cuales establecieron un cronograma para la transferencia del Canal.
Estos acuerdos fueron fundamentales para la toma de control del Canal, hoy al ver los videos conmemorativos disponibles en internet sobre la histórica entrega del Canal de Panamá, a manos panameñas, no puedo evitar recordar ese 31 de diciembre de 1999, un día que está marcado en la memoria de todos los panameños, en este evento hablo la expresidenta Mireya Moscoso y la mismas decía:
“Que no habrá más cercas, que no habrá letreros que nos impidan la entrada. Que este territorio ha vuelto a ser nuestro. Que el grito de soberanía total, de tantas generaciones que hemos reclamado, hoy es una realidad. ¡El Canal es nuestro, y que Dios nos lo bendiga!” (Mireya Moscoso,1999).
Ese día, Panamá asumió finalmente el control total de su Canal, tras años de esfuerzos y negociaciones. Los acuerdos que se firmaron fueron fundamentales para este momento tan significativo, y es emocionante ver a las personas celebrando en las escaleras del edificio de la administración, mostrando con orgullo la alegría y emoción de finalmente tener en nuestras manos esta gran responsabilidad.
Este momento histórico no llegó de la noche a la mañana, fue el resultado de un largo proceso de 20 años, en el que se llevaron a cabo arduos trabajos, estudios, negociaciones y preparación. Durante esas dos décadas, Panamá se especializó en todo el funcionamiento, prácticas y formas de la experiencia estadounidense, por ello, tuvo que trabajar en educar a toda una generación para gestionar con éxito esta vital infraestructura. Esto incluyó la capacitación en los procesos administrativos, la realización de trabajos de campo, y el desarrollo de estrategias de gobernanza para garantizar que el Canal pudiera funcionar de manera eficiente bajo la soberanía panameña.
El Canal ha sido una pieza clave en la economía de Panamá desde su inauguración. Siendo crucial no solamente para el comercio global, sino también un pilar de la economía panameña. En términos de ingresos, el Canal genera el 7,7% al PIB anual total del país y esto a permitidos inversiones sociales, así como en términos de empleabilidad con interacciones directas e indirectas e inducida con otros sectores y agentes económicos generan casi 55 mil empleos, equivalentes a 2,9% del empleo total en el 2022 (BID Invest, 2024 ).
Uno de los desafíos más grandes fue la ampliación del Canal, que se aprobó mediante un referéndum en 2006 bajo la presidencia de Martín Torrijos. Esta ampliación fue una decisión crucial para el futuro del Canal, ya que permitiría que la vía fluvial recibiera los llamados “NeoPanamax”, grandes barcos de carga que antes no podían transitar debido al tamaño limitado de las esclusas existentes.
La obra de expansión comenzó en 2007 y culminó en 2016 con la inauguración del tercer juego de esclusas, un desafío logístico y técnico monumental. La ampliación del Canal tuvo un costo total superior a los 5.000 millones de dólares, una inversión que requería una coordinación precisa de recursos y la colaboración de expertos internacionales. Estos trabajos no solo incrementaron la capacidad de carga del Canal, sino que también consolidaron aún más su relevancia en el comercio mundial, incrementando así significativamente su competitividad.
Reconociendo la gran importancia que tiene esta infraestructura para la comunidad panameña, especialmente para los jóvenes, quienes representan una generación profundamente vinculada a ella, me surge la pregunta: ¿Qué significa el Canal para los jóvenes?
Para los jóvenes panameños, el Canal representa mucho más que una simple vía de navegación. Es un símbolo de independencia y de la capacidad del país para gobernar y administrar su propio destino. En un reportaje de televisión, realizado por el Sistema Estatal de Radio y Televisión (SERTV), varios jóvenes respondieron a la pregunta sobre qué significa el Canal para ellos: “El Canal es el alma de Panamá, es lo que nos conecta con el mundo y lo que nos hace sentirnos orgullosos de ser panameños”. Esta afirmación refleja un sentimiento común: el Canal es visto como un patrimonio compartido por todos los ciudadanos, más allá de las diferencias culturales y de origen (SERTV, 2024).
Aunque el Canal ha enfrentado retos a lo largo de los años, Panamá ha demostrado ser capaz de adaptarse y superar las dificultades. Con la visión de seguir adelante, debemos enfocarnos en el desarrollo sostenible y la implementación de nuevas tecnologías que garanticen su operatividad y preservación en el futuro. Como mujer, espero ser testigo de los grandes avances que vienen por delante, entre ellos la posibilidad de ver a la primera mujer como administradora del Canal de Panamá, un logro que reflejaría el progreso y el empoderamiento de las mujeres panameñas en el ámbito global.
Retos actuales y el futuro del Canal
Actualmente, las dudas y cuestionamientos sobre la soberanía del Canal de Panamá, en particular desde el gobierno de Estados Unidos, han generado preocupación en la comunidad panameña, ya que se perciben como una intromisión en el derecho del país a administrar sus propios recursos y territorio, siendo una violación a su soberanía. El actual presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha sido muy firme en rechazar las afirmaciones del Gobierno estadounidense del actual presidente Donal Trump, que aseguraba que Panamá había aceptado permitir el paso gratuito de los buques de guerra de Estados Unidos a través del Canal. Este comunicado divulgado por el Departamento de Estado de EE. UU., fue calificada por Mulino como una “falsedad intolerable” (Godoy 2024).
En una conferencia de prensa, el mandatario panameño destacó que el Canal sigue siendo de soberanía panameña, subrayando que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entidad autónoma del Estado panameño encargada de la administración, operación y mantenimiento del Canal, es la única responsable de fijar las tarifas de los peajes, según lo establecido en el Título XIV de la Constitución. Además, explicó que esta facultad recae en la Junta Directiva de la ACP, compuesta por 11 miembros, cuyas decisiones deben ser aprobadas por el Consejo de Gabinete, de acuerdo con el Artículo 318 de la Constitución. En este sentido, el presidente aseguró que no se han dado ajustes recientes en estos cobros. Asimismo, Mulino recordó que los costos anuales de los peajes para los buques estadounidense rondan entre los 6 y 7 millones de dólares, lo que no representan una carga significativa para la economía de EE. UU.
Estas declaraciones y acciones previas ya han dejado claro que las tensiones sobre el control y las tarifas del Canal no solo son una cuestión política entre los dos países, sino también un recordatorio de la importancia de defender la Soberanía Nacional de Panamá. La situación refleja cómo la geopolítica y las dinámicas de poder internacional continúan jugando un papel central en la administración de esta importante infraestructura global.
El cuestionamiento sobre la soberanía del canal, impulsado por actores internacionales, no debe ser visto únicamente como una disputa política, sino como un recordatorio de la importancia de mantenernos firmes en nuestra capacidad de autodeterminación. Nosotros como panameños, como país, hemos demostrado ser capaz de administrar con éxito uno de los recursos más importantes, y el Canal es el símbolo más claro de esta fortaleza.
Frente a las presiones internacionales, es crucial que todos los panameños, especialmente las nuevas generaciones, mantengamos claro que la soberanía del Canal es irrenunciable. La autonomía sobre este territorio no es solo un derecho político, sino un compromiso con el futuro, con el desarrollo económico y con la defensa de los valores que nos han hecho un país libre y próspero.
A medida que vemos hacia el futuro, debemos asegurarnos, que continue siendo un puente más que entre océanos, entre generaciones de panameños que lo han considerado suyo. Con el control del Canal, preservamos una fuente crucial de ingresos, mantenemos viva la esencia de nuestra independencia y el legado de aquellos que lucharon por él. Más que un símbolo de infraestructura es una expresión de nuestra voluntad de ser dueños de nuestro destino.
Así como aquella niña, frente a la inmensidad del Canal, vio en su grandeza un futuro lleno de posibilidades, hoy, como panameña, sigo viendo en esa misma obra monumental el símbolo de nuestra fortaleza y nuestra independencia, por ello debemos seguir protegiéndolo pues es el lazo más fuerte que nos conecta con el mundo y con nuestra historia.
En ese sentido, la soberanía implica tanto el control sobre un territorio o un recurso estratégico como el Canal de Panamá, es la manifestación de la autodeterminación de un pueblo. La capacidad de un país para tomar sus propias decisiones sin injerencias externas es un pilar fundamental de lo que conocemos como democracia, en Panamá, la recuperación y administración del Canal han sido un testimonio del derecho a gobernarse a sí mismo, asegurando que las decisiones sobre su desarrollo y futuro sean tomadas por los panameños para el beneficio del país.
Asimismo, en América Latina, la lucha por la soberanía ha estado históricamente vinculada con la consolidación democrática. La defensa del Canal de Panamá va más allá de un asunto nacional, es un ejemplo para otros países de la región que buscan fortalecer su independencia política y económica. Proteger la soberanía del Canal significa también proteger la democracia panameña, garantizando que los ciudadanos tengan el poder de decidir sobre su destino y que los recursos nacionales sean gestionados en función del bienestar común.
Noemy González Vargas
Licenciada en Ingenieria Industrial por la Universidad Tecnológica de Panamá; Maestranda en Derechos Humanos y Democracia en América Latina y el Caribe (LATMA – CIEP/UNSAM).
Referencias:
- BID Invest. (19 de diciembre de 2024 ). La contribución económica del Canal de Panamá y su sensibilidad a los choques internos y externos. Obtenido de Banco Interamericano de Desarrollo Investig: https://idbinvest.org/es/publicaciones/la-contribucion-economica-del-canal-de-panama-y-su-sensibilidad-los-choques-internos#:~:text=Los%20resultados%20indican%20que%20el,combinados%20directos%2C%20indirectos%20e%20inducidos.
- SERTV Noticias (@sertvnoticias). (2024, febrero 3). Panameños opinan sobre banderas como símbolo de soberanía [Video]. Instagram. https://www.instagram.com/reel/DFYNVpExng7/?igsh=cXlyZ2NnN2h6eDd3
- Godoy, Y. (2024, 26 diciembre). Presidente Mulino aborda sobre las amenazas de Trump en conferencia de prensa. Telemetro.com. https://www.telemetro.com/nacionales/presidente-mulino-conferencia-hablara-las-amenazas-donald-trump-n6022629
- Arias Calderón, R. (2001). Democracia sin ejército: La experiencia de Panamá. Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano.